23 abril 2009

Si tú me dices ven.

Se despedía el invierno con una tarde fría, gris, lluviosa... Las gotas de la lluvia jugaban a perseguirse unas a otras mientras se deslizaban dibujando líneas sin sentido en los cristales del faro. Me recordaban a las golondrinas que, volando a ras de suelo, de repente cambian su rumbo. Y a mi, dentro, me ahogaba aquella tarde gris llena de soledad. Me he presentado en el bar de María, necesitaba no estar solo, no sentirme solo, y otra vez he acudido donde ella. No hay nadie, está sola, sentada ante una mesa, solamente una radio que suena en la cocina le hace compañía. Me ha mirado extrañada y me ha sonreído leve y casi tristemente. Un saludo, una mirada, un gesto, y me he sentado frente a ella. – Que tarde más triste tenemos farero. Ya tengo ganas de que llegue la primavera - La miro a los ojos, tiene esa mirada triste y hermosa que me cala hasta el alma, tiene los ojos llenos de soledad, lo mismo que tengo yo el corazón. -María, te invito a un café, y hasta te lo pongo yo, ¿ me dejas? - Y María vuelve a sonreír, a esbozar una sonrisa -¿Sabrás hacerlo, farero?- Dos platos, dos cucharillas, dos sobres de azúcar, dos tazas de café en una misma mesa. Dos personas, dos solitarios, dos almas tristes en la misma mesa. Una música suave de fondo que viene volando desde la cocina, un silencio, un campanilleo de cucharillas moviendo el café... María acerca la taza a sus labios, un leve sorbo, lo justo para paladearlo, para examinar el café que acabo de hacerle... – El día que dejes el faro te contrato de camarero farero - Otra leve sonrisa, otra mezcla de luz y de penumbras en su boca y en sus ojos. – El día que dejes el bar te contrato de farera, María - No decimos nada, tomamos el café y paladeamos la tranquilidad y la paz de este estar a solas. En la radio termina una canción, comienza otra, los dos la reconocemos en sus primeros compases, cantan Los Panchos... “Si tú me dices ven, lo dejo todo... Si tú me dices ven, será todo para ti...” Nos miramos, callados, serios, hablando sin decir ninguna palabra... – “Si tú me dices ven, todo cambiará...”- Bajo mi mirada a la mesa, juego con la cucharilla, - “Si tú me dices ven, habrá felicidad...”- siento la mirada, triste y hermosa de María en mi cara, en mis manos, en mi corazón... – “Si tú me dices ven, si tú me dices ven...”-

El viejo farero.

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