24 abril 2009

En el viejo café.

Pasaba algunas veces por delante de aquel viejo café buscando un recuerdo, intentando volver a revivir aquellos minutos que pasó con él en aquellas sillas oscuras mientras sus manos se entrelazaban diciendo mil veces te quiero con el leve roce de las yemas de sus dedos.

Si entraba miraba la silla que permanecía vacía a su lado. ¿Qué estaría haciendo él, pensaría en ella aunque solo fuese un segundo, de la misma manera que ella lo hacía a cada instante? ¿La extrañaría como ella lo extrañaba a él?

Volvió a sentir bajo su mano el frío de la tapa de mármol, y sintió sobre su mano el calor de otra mano. Se repitió la imagen de las manos entrelazadas sobre la mesa de aquel viejo café y un torbellino de sensaciones recorrieron su cuerpo. Un beso, un leve roce de sus labios, un susurro… ¿Qué estaría haciendo él, pensaría en ella aunque solo fuese un segundo, de la misma manera que ella lo hacía a cada instante? ¿La extrañaría como ella lo extrañaba a él?

Pasaba algunas tardes por delante de aquel viejo café y, cuando entraba, miraba la silla vacía a su lado, el mármol frío de la tapa… y se perdía entre el recuerdo de dos hombres, de dos amantes.


El viejo farero.

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